lunes, 13 de noviembre de 2017

ANÁLISIS DE LA REALIDAD COLOMBIA

QUE ES LA REALIDAD COLOMBIANA



INTRODUCCIÓN


El presente ensayo pretende presentar de manera muy sucinta una declaración sobre los derechos humanos y su influencia en la normatividad y sus implicaciones en Colombia.

Para tal efecto desarrolla cuatro ejes temáticos fundamentales: a) una conceptualización sobre los derechos que se toma como referente y un poco de historia sobre su aprobación; b) la influencia que ha tenido en el imaginario colectivo de las naciones y cómo la Declaración de los Derechos Humanos ha ido calando en las constituciones de los países civilizados de hoy; c) cómo quedaron incluidos los derechos humanos en nuestra constitución; d) cuál ha sido el impacto y hasta dónde la Constitución del 91 se ha quedado como letra muerta en el devenir histórico actual en lo que se relaciona con el respeto de los derechos humanos en Colombia.

La visión que se trató de dar tiende a la objetividad evitando la parcialización y tomando como fuentes de información los hechos históricos a nivel mundial de manera muy genérica y los hechos nacionales entrando en detalles por el enfoque mismo del ensayo.

Como es obvio, no se pretende haber agotado la temática. Muy al contrario se considera que sólo se ha “rasguñado” la superficie este tópico, que por su amplitud, naturaleza y complejidad tanto conceptual como histórica requiere de una erudición, análisis, investigación y razonamientos que son materia para escribir muchos ensayos y libros de acuerdo al enfoque que se le quiera dar al asunto.

De todas maneras, se considera que se ha hecho un pequeño aporte en el discernimiento del tema, para lo cual se hizo acopio de entereza y responsabilidad en cada una de las ideas expuestas, sin sesgar las informaciones obtenidas de las fuentes y queriendo manifestar el punto de vista o el grado de comprensión al que se llegó después de consultarlas.

CONCLUSIONES


Después de efectuar un somero recorrido histórico sobre el origen y la promulgación de la Declaración de los Derechos Humanos, la influencia que ha tenido este importante documento en el pensamiento de la humanidad, la inclusión en nuestra Constitución y un rápido esbozo de las bondades y aplicaciones prácticas o sus violaciones en el contexto nacional colombiano se llega a las siguientes conclusiones:


Pero Colombia no tiene toda la culpa. Este sistema fue el adoptado por la mayoría de países latinoamericanos con sus respectivas variaciones, dependiendo de su cultura, sus condiciones históricas, su contexto económico, sus propias luchas y desafíos. No se trata de buscar culpables o desafiar la responsabilidad histórica de la destrucción paulatina de un estado al borde del colapso con la deslegitimación de las instituciones, pero a la vez, el rechazo de un verdadero cambio radical.
Sin duda la problemática no radica en que cambie el otro, o que solo se transforme una dimensión del establecimiento, sino que se analice de manera plural los efectos que hasta el momento se han generado en toda la región al punto de tener sensaciones de que es vital un giro dramático para el mejoramiento en la construcción de una verdadera república, de un verdadero conjunto de progresos y anhelos.
Las instituciones latinoamericanas tienen un problema serio, en especial las de Colombia, porque están convencidas de que primero se debe escribir en un papel las condiciones para mejorar, redactadas por unos pocos, para después salir a decir cómo se debe actuar y qué se debe hacer, desconociendo la verdadera esencia de un estado democrático.
Pero para saber cómo se debe dar el cambio, no se debe plantear desde las esferas de la élite política. Al contrario, el cambio debe venir desde las bases sociales: la familia, los colegios, las universidades, los sindicatos, las industrias, los medios, los banqueros, en fin


.Ahora, ¿En qué consistiría el cambio? ¿Tal vez en el modelo económico o político? ¿Tal vez en el modelo de estado? La verdad es que eso es accesorio a un cambio social de raíz. El verdadero cambio se desprende de la posibilidad de que cada uno de nosotros entienda y comprenda las dificultades de nuestra sociedad, como un todo, y dejemos atrás la idea de que priman los intereses propios, el deseo de pasar por encima de todos, para lograr un beneficio individual.
Entonces, el debate radica en que es necesario actualmente para llegar a ese ideal que alguna vez se quiso. Cómo hacer para que ese sentimiento de patria no solamente exista cuando juega la selección de futbol o gana la corona una reina de belleza o se convoca a elecciones.
Es difícil pero para empezar hay que analizar en que consiste la enfermedad para llegar a establecer el remedio:


Colombia es un país diseñado para la corrupción, la guerra, la segregación social y la pobreza extrema. No existe un mecanismo mejor diseñado que el sistema de estado colombiano para que la democracia sea un instrumento de sometimiento del pueblo, los impuestos sean robados, la violencia inspire los ideales de progreso, la discriminación se soporte y el abandono de las poblaciones vulnerables sea una verdad oculta.




Corrupción



La corrupción era un tema de la vida en la alta sociedad política antes de que llegara el narcotráfico como negocio ilícito. En la mayor parte del siglo pasado, la gente de aquella época, pensaba que la política tenía dos caminos: liberal y conservador, y si se era de un lado la corrupción estaba del otro lado del río. Se defendía con la vida una estructura bipolar que la historia demostró como un juego de ajedrez en donde se manipulaba al pueblo por medio de una lucha civil inhumana.


Pero el tema de la lucha bipartidista entre liberales y conservadores tuvo dos cambios que no se esperaban: un golpe de estado y la posterior constitución de una alternación del poder. Desde luego la lucha por defender un partido perdió el sentido pero quedaban focos de resistencia que cada vez se hacían más grandes y dominaban más los ideales radicales de extinción del estado. En todo caso, la sociedad creía que la burocracia era la enferma, y desde luego comenzó a verse una deslegitimación política de las instituciones.



Pero pasando el tiempo llegó algo que nadie se lo imaginaba, solo los interesados: el narcotráfico. Un cáncer peor que cualquier otra mafia. Pero el negocio como tal no era lo malo sino la propaganda facilista que emitía: un joven sin oportunidades, sin estudio, que quiere tener dinero para llevar a su casa y alimentar a su familia, que desea tener poder y dominar, observa en el negocio de las drogas como puede lograr sus objetivos sin más requisitos que “creerse un hombre” y no tener mayor esfuerzo.

Con esto se crea una cultura, un sistema social que se transformó de manera única: desde el hogar, pasando por los medios de comunicación y las instituciones de educación, hasta las altas corporaciones estatales, se aceptó el narcotráfico y se generó la cultura de la corrupción en su máximo esplendor.

La gente ya no creía en que la corrupción era inherente a la clase política, sino que se trasladó al diario vivir. Se permitió la introducción del “dinero fácil” en cada campo de la sociedad colombiana y eso trajo como consecuencia varias cosas.

La primera consecuencia, el aumento de la violencia y la victimización de seres inocentes que no tenían relación con el negocio ni siquiera con la violencia bipartidista. Eso es tal vez lo que más hiere, el pasado sangriento y continuo presente de hostilidades con civiles sin pecado concebido.

La segunda consecuencia, el cambio en el pensamiento colectivo. La sociedad se comenzó a enfermar mentalmente en que la mejor solución era estar un paso adelante, ya no pensar en colectividad (como en la violencia bipartidista) sino ser un estratega de defensa de lo particular y no de lo social. Por esto por ejemplo hoy se ve que en el sistema de transporte público de la capital se linche a una señora por una simple silla o que se mate a golpes a un adolecente por robarse un celular.

La tercera consecuencia es muy particular: la desconfianza de la sociedad en todo el aparato estatal. De aquí en adelante se propuso el sistema de “palancas”: usted es mi amigo y trabaja en un lugar, así que me tiene que ayudar, en ese escenario se dice que uno tiene una “palanca” para llegar a su objetivo particular y que el resto de los que necesitan llegar a ese mismo objetivo no puedan.

Pero sin duda alguna, una consecuencia terrible ha sido seguir aceptando ese modelo de corrupción. Todos lo aceptamos, porque si no se tiene un mínimo de corrupción o de deshonestidad no se progresa en Colombia. Así de sencillo. Lamentable es que incluso desde el hogar se lleve esta dinámica hasta los colegios, de los colegios a las universidades, de allí a las instituciones, de las instituciones a los hogares y se crea el circulo vicioso.


Educación
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Otro problema, y se diría es el más importante, es la educación como eje fundamental de toda sociedad democrática. El problema es muy complejo de resolver. A raíz de la cultura generada por el narcotráfico y la corrupción, la educación pasó a ser meramente técnica y jamás se volvió a instaurar valores sociales o colectivos de manera amplia, esencial e integral.

Pero partamos desde el inicio del problema: la familia. Esto es importante mencionarlo porque el núcleo de todo ser, en donde se desarrollan los primeros pasos, se crea una conciencia colectiva, se aprende integralmente es el hogar, no el jardín ni la escuela, mucho menos el colegio o la universidad. Pero este problema es tan común y visible que seguirnos aceptándolo: el abandono de los hijos.

Aquí no se va a decir que el hogar está conformado por un hombre y una mujer ni tampoco que las parejas del mismo sexo tiene derecho a adoptar a un niño, porque la verdad radica en dos puntos: el primero, las familias actuales no están conformadas por un hombre y una mujer sino por abuelos, tíos, primos, madres solteras, padres solteros, etc.; y segundo, el niño es quien tiene el derecho a una familia, no los adultos a adoptar a un niño como a una mascota.

Pero hasta aquí no he dicho la esencia del caos familiar en Colombia, y es un círculo vicioso. En el inicio tenemos un padre y una madre que naturalmente han procreado a sus hijos, pero las condiciones económicas y sociales presionan para que los padres se dediquen en tiempo exclusivo a trabajar y olviden así el deber que les asiste con sus descendientes. Los niños en cierto punto se convierten en adolescentes, y tienen a explorar el mundo que se les presenta: drogas, sexualidad, culturas urbanas, videojuegos, etc. ¿Dónde están los padres? Trabajando y en el mejor de los casos se los encargan a los abuelos, personas en la mayoría de casos de avanzada edad que son permisivos o incluso no tienen el mismo cuidado de un padre o una madre.


LOS DERECHOS HUMANOS Y LA REALIDAD COLOMBIANA.


Antes de dar inicio a esta sustentación sobre los derechos humanos es menester tener un claro concepto sobre lo que ellos son, lo cual nos servirá de referente claro y preciso para evitar las divagaciones insustanciales que no conduzcan a un serio estudio del tema.

“Los derechos humanos se han definido como las condiciones que permiten crear una relación integrada entre la persona y la sociedad, que permita a los individuos ser personas, identificándose consigo mismos y con los otros.

Los Derechos Humanos son aquellas libertades, facultades, instituciones o reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos que incluyen a toda persona por el simple hecho de su condición humana, para la garantía de una vida digna. Son independientes de factores particulares como el estatus, sexo, etnia o nacionalidad; y son independientes o no dependen exclusivamente del ordenamiento jurídico vigente.

Estos derechos son inherentes a la persona, irrevocables, inalienables, intrasmisibles e irrenunciables. Por definición, el concepto de derechos humanos es universal, es decir para todos los seres humano, e igualitario, así como incompatible con los sistemas basados en la superioridad de una casta, raza, pueblo, grupo o clase social determinante



BIBLIOGRAFÍA

www.un.org/es/documents/udhr/

http://es.wikipedia.org/wiki/Derechos_Humanos

Constitución Política de Colombia

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